domingo, 9 de agosto de 2009

Oración

Déjame buscar
el don del silencio, la pobreza y la soledad,
donde todo lo que toque
se convierta en oración;
donde el cielo sea mi oración,
los pájaros sean mi oración,
el viento en los árboles sea mi oración,
pues Dios está en todas las cosas.

- Thomas Merton -"Pensamientos en la soledad"

La Fe Cristiana

Frecuentemente, olvidamos que la fe cristiana es un principio de cuestionamiento y lucha antes de convertirse en un principio de certidumbre y paz. Uno debe dudar y rechazar todo el resto para creer firmemente en Cristo, y después que uno empezó a creer, debe probar y purificar la propia fe. El cristianismo no es meramente un conjunto de conclusiones predeterminadas. La mente cristiana es una mente que arriesga purificaciones intolerables y , a veces, por cierto muy a menudo, el riesgo resulta ser demasiado grande. La fe tiende a ser derrotada por la ardiente presencia de Dios en el misterio y busca refugiarse de Él, huyendo hacia las cómodas formalidades sociales y a las seguras convenciones en las que la purificación ya no es una batalla interior sino una cuestión de gesto externo.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

domingo, 19 de julio de 2009

La falsa sinceridad...

La falsa sinceridad tiene mucho que decir, porque teme. La sinceridad verdadera puede producir el silencio. No necesita enfrentarse a un ataque anticipado. Todo lo que tenga que defender puede ser defendido con perfecta sencillez.

La gente religiosa a menudo es incinsera en sus discusiones y su insinceridad es proporcional a su enojo. ¿Porqué nos enojamos con lo que creemos? Porque no lo creemos verdaderamente. O quizás es que lo que decimos estar defendiendo como "verdad" es únicamente la estima de nosotros mismos. El hombre sincero está menos interesado en defender la verdad y prefiere exponerla claramente, porque piensa que si la verdad es vista con claridad ella se cuidará a sí misma.

- Thomas Merton - "Los hombres no son islas"

domingo, 1 de marzo de 2009

Mentira

Un hombre veraz no puede permanecer mucho tiempo siendo violento. En el curso de su búsqueda, advertirá que no necesita ser violento, y descubrirá además que, mientras exista en él la menor traza de violencia, fracasará en hallar la verdad que esta buscando. ¿Por qué no creemos esto inmediatamente? ¿Por qué lo ponemos en duda? Simplemente porque todos somos, de algún modo, mentirosos.

La madre de todas las mentiras es la mentira que persistimos en decirnos a nosotros mismos. Y ya que no nos mentimos en forma suficientemente descarada como para creernos individualmente todas nuestras mentiras, unificamos todas nuestras mentiras y las creemos porque se han convertido en la gran mentira preferida por la vox populi, y ese tipo de mentira la aceptamos como verdad máxima.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

Ruido

Aquellos que aman su ruido son impacientes de todo. Constantemente mancillan el silencio de los bosques, de las montañas y del mar. Taladran la naturaleza silenciosa en todas direcciones con su máquinas. Sienten miedo de que el mundo tranquilo los acuse de que están vacíos.

La urgencia de su inquieto movimiento parece ignorar la tranquilidad de la naturaleza, al fingir que tiene una finalidad. El estruendoso aeroplano parece negar por un momento la realidad de las nubes y del cielo por su dirección, su ruido y su pretendida potencia. Empero el silencio de los cielos permanecerá cuando el aeroplano haya pasado; la tranquilidad de las nubes permanecerá cuando el aeroplano se derrumbe. El ruido que hacemos, los negocios, nuestros objetivos y todas las fatuas afirmaciones acerca de nuestros propósitos, nuestros negocios y nuestro ruido: he ahí la ilusión.

- Thomas Merton - "Los hombres no son islas"

Silencio

Si vas a la soledad callado, compartiras el silencio de los mudos.

Pero si vas a la soledad con tu corazón silencioso, el silencio de la creación te hablará más alto que las lenguas de los hombres y de los ángeles.

El silencio de la lengua y de la imaginación desbarata la barrera interpuesta entre nosotros y la paz de las cosas que existen sólo para Dios y no para ellas mismas. Pero el silencio de todos los deseos desordenados deshace la barrera interpuesta entre nosotros y Dios. Es entonces cuando vivimos solamente en Él.

Entonces los seres mudos ya no nos hablan solamente con su silencio: es el Señor quien nos habla, con un silencio mucho más profundo, con un silencio escondido en medio de nuestro yo.

- Thomas Merton - "Los hombres no son islas"

miércoles, 18 de febrero de 2009

La Verdad

La falsedad básica está constituida por la mentira de que estamos completamente dedicados a la verdad de un modo que es al mismo tiempo honesto y exclusivo: que tenemos el monopolio de la verdad absoluta, así como el adversario ocasional tiene el monopolio del error.

Luego nos auto convencemos de que no podremos preservar nuestra pureza de visión ni nuestra sinceridad interior si entramos en diálogos con el enemigo, pues él nos corromperá con su error.

Finalmente, creemos que no puede preservarse la verdad a menos que destruyamos al enemigo, porque, como lo hemos identificado con el error, destruirlo es destruir el error.

El adversario, por supuesto, tiene sobre nosotros exactamente los mismos pensamientos y exactamente las misma política básica por la cual defiende la “verdad”. El nos ha identificado con la deshonestidad, la insinceridad y la falsedad. Piensa que si nosotros somos destruidos, no quedará en pie otra cosa que la verdad.

Si persiguiéramos realmente la verdad, comenzaríamos lenta y trabajosamente a despojarnos, un por una, de todas nuestras envolturas de ficción y engaño: o al menos deberíamos desear hacerlo. Por el contrario, el que mejor puede señalar nuestro error y ayudarnos a verlo es el adversario que queremos destruir. Y ésta es quizás la razón por la cual queremos destruirlo. Del mismo modo, nosotros podemos ayudarlo a que vea su error, y ésa es la razón por que busca destruirnos.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

miércoles, 11 de febrero de 2009

Ilusión

Es en el desierto de la soledad y la vacuidad que el miedo a la muerte y la necesidad de autoafirmación se descubren como algo ilusorio. Cuando esto se ve de frente, la angustia no es necesariamente vencida, pero puede aceptarse y comprenderse. Así, en el corazón de la angustia se hallan los dones de la paz y de la comprensión: no simplemente en la iluminación y en la liberación personales, sino mediante el compromiso y la afinidad, ya que el contemplativo debe asumir la angustia universal y su ineludible condición de ser humano mortal. El solitario, lejos de confinarse en sí mismo, se convierte en cada ser humano. Habita en la soledad, la pobreza y la indigencia de cada ser humano.

Es en este sentido que el ermitaño, según Filoxenes, imita a Cristo. Pues es Cristo. Dios toma para Sí la soledad y el desamparo del ser humano: Todo ser humano.

Desde el instante en que Cristo se fue al desierto para ser tentado, la soledad, la tentación y el hambre de cada ser humano se volvieron la soledad, la tentación y el hambre de Cristo. Pero en cambio, el don de la verdad con que Cristo disipó los tres tipos de ilusión ofrecidos en su tentación (seguridad, prestigio y poder) puede convertirse en nuestra propia verdad, sólo si podemos aceptarlo. También se nos ofrece en la tentación.

Dijo Filoxenes: "Ve tú al desierto sin llevar contigo nada del mundo, y contigo irá el Espíritu Santo. Mira la libertad con que Jesús se fue y vete como El. Mira dónde ha dejado las reglas del mundo, deja tú las reglas del mundo donde El dejó la ley y sal con El a combatir el poder del error.

¿Y dónde se encuentra el poder del error? Después de todo hallamos que no está en la ciudad, sino en nosotros mismos.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

Vida Espiritual

La muerte mediante la cual entramos a la vida no es una fuga de la realidad sino una entrega completa de nosotros mismos que involucra un compromiso total con la realidad. Comienza al renunciar a la ilusoria realidad que las cosas creadas adquieren cuando son vistas sólo en relación con nuestros intereses egoístas.

Antes de poder ver que las cosas creadas (especialmente las materiales) son irreales, debemos ver claramente que son reales.

Pues la "irrealidad" de las cosas materiales es sólo relativa a la realidad mayor de las cosas espirituales.

Comenzamos nuestra renuncia a las criaturas al despegarnos de ellas y al observarlas como son en sí mismas. Al hacer tal cosa penetramos su realidad, su actualidad, su verdad, que no pueden ser descubiertas a menos que las coloquemos fuera de nosotros mismos y retrocedamos para verlas en perspectiva. Sólo podemos ver las cosas en perspectiva si cesamos de abrazarlas contra nuestro seno. Cuando las soltamos, comenzamos a apreciarlas como realmente son. Solamente entonces podemos comenzar a ver a Dios en ellas. Sólo cuando lo encontremos en ellas, podremos iniciar el sendero de la contemplación oscura en cuyo final nos será posible encontrarlas en Él.

- Thomas Merton - "Pensamientos en la Soledad"