domingo, 1 de marzo de 2009

Mentira

Un hombre veraz no puede permanecer mucho tiempo siendo violento. En el curso de su búsqueda, advertirá que no necesita ser violento, y descubrirá además que, mientras exista en él la menor traza de violencia, fracasará en hallar la verdad que esta buscando. ¿Por qué no creemos esto inmediatamente? ¿Por qué lo ponemos en duda? Simplemente porque todos somos, de algún modo, mentirosos.

La madre de todas las mentiras es la mentira que persistimos en decirnos a nosotros mismos. Y ya que no nos mentimos en forma suficientemente descarada como para creernos individualmente todas nuestras mentiras, unificamos todas nuestras mentiras y las creemos porque se han convertido en la gran mentira preferida por la vox populi, y ese tipo de mentira la aceptamos como verdad máxima.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

Ruido

Aquellos que aman su ruido son impacientes de todo. Constantemente mancillan el silencio de los bosques, de las montañas y del mar. Taladran la naturaleza silenciosa en todas direcciones con su máquinas. Sienten miedo de que el mundo tranquilo los acuse de que están vacíos.

La urgencia de su inquieto movimiento parece ignorar la tranquilidad de la naturaleza, al fingir que tiene una finalidad. El estruendoso aeroplano parece negar por un momento la realidad de las nubes y del cielo por su dirección, su ruido y su pretendida potencia. Empero el silencio de los cielos permanecerá cuando el aeroplano haya pasado; la tranquilidad de las nubes permanecerá cuando el aeroplano se derrumbe. El ruido que hacemos, los negocios, nuestros objetivos y todas las fatuas afirmaciones acerca de nuestros propósitos, nuestros negocios y nuestro ruido: he ahí la ilusión.

- Thomas Merton - "Los hombres no son islas"

Silencio

Si vas a la soledad callado, compartiras el silencio de los mudos.

Pero si vas a la soledad con tu corazón silencioso, el silencio de la creación te hablará más alto que las lenguas de los hombres y de los ángeles.

El silencio de la lengua y de la imaginación desbarata la barrera interpuesta entre nosotros y la paz de las cosas que existen sólo para Dios y no para ellas mismas. Pero el silencio de todos los deseos desordenados deshace la barrera interpuesta entre nosotros y Dios. Es entonces cuando vivimos solamente en Él.

Entonces los seres mudos ya no nos hablan solamente con su silencio: es el Señor quien nos habla, con un silencio mucho más profundo, con un silencio escondido en medio de nuestro yo.

- Thomas Merton - "Los hombres no son islas"