miércoles, 18 de febrero de 2009

La Verdad

La falsedad básica está constituida por la mentira de que estamos completamente dedicados a la verdad de un modo que es al mismo tiempo honesto y exclusivo: que tenemos el monopolio de la verdad absoluta, así como el adversario ocasional tiene el monopolio del error.

Luego nos auto convencemos de que no podremos preservar nuestra pureza de visión ni nuestra sinceridad interior si entramos en diálogos con el enemigo, pues él nos corromperá con su error.

Finalmente, creemos que no puede preservarse la verdad a menos que destruyamos al enemigo, porque, como lo hemos identificado con el error, destruirlo es destruir el error.

El adversario, por supuesto, tiene sobre nosotros exactamente los mismos pensamientos y exactamente las misma política básica por la cual defiende la “verdad”. El nos ha identificado con la deshonestidad, la insinceridad y la falsedad. Piensa que si nosotros somos destruidos, no quedará en pie otra cosa que la verdad.

Si persiguiéramos realmente la verdad, comenzaríamos lenta y trabajosamente a despojarnos, un por una, de todas nuestras envolturas de ficción y engaño: o al menos deberíamos desear hacerlo. Por el contrario, el que mejor puede señalar nuestro error y ayudarnos a verlo es el adversario que queremos destruir. Y ésta es quizás la razón por la cual queremos destruirlo. Del mismo modo, nosotros podemos ayudarlo a que vea su error, y ésa es la razón por que busca destruirnos.

- Thomas Merton - "Paz Personal, Paz Social"

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