miércoles, 11 de febrero de 2009

Vida Espiritual

La muerte mediante la cual entramos a la vida no es una fuga de la realidad sino una entrega completa de nosotros mismos que involucra un compromiso total con la realidad. Comienza al renunciar a la ilusoria realidad que las cosas creadas adquieren cuando son vistas sólo en relación con nuestros intereses egoístas.

Antes de poder ver que las cosas creadas (especialmente las materiales) son irreales, debemos ver claramente que son reales.

Pues la "irrealidad" de las cosas materiales es sólo relativa a la realidad mayor de las cosas espirituales.

Comenzamos nuestra renuncia a las criaturas al despegarnos de ellas y al observarlas como son en sí mismas. Al hacer tal cosa penetramos su realidad, su actualidad, su verdad, que no pueden ser descubiertas a menos que las coloquemos fuera de nosotros mismos y retrocedamos para verlas en perspectiva. Sólo podemos ver las cosas en perspectiva si cesamos de abrazarlas contra nuestro seno. Cuando las soltamos, comenzamos a apreciarlas como realmente son. Solamente entonces podemos comenzar a ver a Dios en ellas. Sólo cuando lo encontremos en ellas, podremos iniciar el sendero de la contemplación oscura en cuyo final nos será posible encontrarlas en Él.

- Thomas Merton - "Pensamientos en la Soledad"

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